El cierre de válvulas, el secuestro de pipas de agua, el boicot a la distribución del vital líquido y las campañas propagandísticas negras en torno a la supuesta contaminación del recurso hídrico siguen siendo la constante en la Ciudad de México.
Vecinos del pueblo de San Lorenzo Acopilco, Cuajimalpa, no sólo padecen el desabasto de agua potable desde hace más de 15 años, sino que ahora –nos comentan los pobladores- un grupo de comuneros encabezados por Alfredo Reyes y Azalia Vale han presionado, con bloqueos en carreteras y amenazando a funcionarios de la alcaldía, para frenar las obras hidráulicas que el Gobierno de la Ciudad de México junto con la alcaldía de la región habían proyectado para llevar agua del Sistema Cutzamala a esta comunidad.
¿Y qué ha pasado? Este grupo de comuneros, en donde también la población señala al legislador federal Francisco Javier Saldívar de encabezar las protestas, doblaron a las autoridades del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y las obligaron, el 17 de julio pasado, a firmar una minuta en la que se acordaron que no “inyectarán” agua a esta comunidad hasta que no se tengan estudios con base en las aguas con que cuenta el pueblo de San Lorenzo Acopilco y a la aceptación de los pobladores a través de sus asambleas.
Cabe precisar que esta región por años ha recibido el líquido a través de pipas (y la alcaldía Cuajimalpa paga cada año 17 millones de pesos por este servicio), las cuales abastecen el sistema de tanques de la comunidad de Acopilco, pero ahora quienes lideran la rebelión argumentan que el agua del Cutzamala se encuentra contaminada y por ello las obras que ordenó el gobierno capitalino no deben de continuar.
Mientras más de 30 mil personas son afectadas por la obstrucción de esta obra hidráulica que consiste en la instalación de una red de conducción y rebombeo (de tres mil 600 metros de longitud) del tanque Contadero al tanque de Acopilco, la cual irá por la ruta de la carretera México-Toluca con dirección a este poblado. Es decir, no afecta suelo natural ni de la región de los comuneros.
Qué fácil resulta en la CDMX frenar este tipo de proyectos hidráulicos. Sólo basta que alguien lidere, que apoye un diputado de Encuentro Social y que distorsionen todo el escenario con campañas desinformativas como el que el agua del Cutzamala está contaminada.
Pero, además, me comentan los pobladores que Alfredo Reyes y su gente no sólo frenaron la obra, sino que se han dedicado a evitar que las pipas carguen los tanques, y para tal efecto han golpeado a choferes a tal grado de que las compañías ya no quieren brindar el servicio al pueblo. Ante dicho fenómeno, las pipas son ahora escoltadas por patrullas, las cuales desatienden la vigilancia de la demarcación, ya que a la zona se desplazan cada semana más de 50 pipas con cargas de 10 mil y 20 mil litros.
Si bien aún no estamos en procesos electorales, todo apunta a que los tintes de las movilizaciones son estrictamente políticos máxime cuando el alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava,es de extracción priista, y los comuneros rebeldes están vinculados a Morena y a Encuentro Social. Lo contradictorio es que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, fue la que aprobó la obra y etiquetó nueve millones de pesos para el proyecto, y la alcaldía asignó 26 millones de pesos.
Sin duda, este problema agudizará la crisis de desabasto en la próxima época de estiaje, y todo gracias a intereses oscuros apadrinados por legisladores que supuestamente abanderan causas de izquierda; es decir, a favor de los que menos tienen.
Éste es sólo un capítulo más sobre cómo es tan fácil frenar proyectos hidráulicos engañando a pobladores. Al Sacmex ya lo checaron, la alcaldía hace esfuerzos por mantener el abasto, ¿y la jefa de Gobierno se dejará doblar?