La tarde del lunes 30 de mayo de 1984, el periodista Manuel Buendía, columnista de Excélsior, fue asesinado a balazos cuando esperaba su auto en un estacionamiento de la entonces muy populosa Zona Rosa del Distrito Federal. El caso fue cerrado con el encarcelamiento del que era director de la Policía Federal de Seguridad, la policía política del régimen.
La justificación oficial estableció el criterio de que Buendía se preparaba para publicar revelaciones de las primeras relaciones del narcotráfico con funcionarios, políticos y policías, entre ellos presuntamente Zorrilla, pero con indicios de que los datos involucraban a funcionarios de más alto nivel.
El responsable de la política interna era Manuel Bartlett Díaz, entonces secretario de Gobernación y jefe directo de Zorrilla, pero nunca fue interrogado porque la investigación fue manipulada para sacrificar a Zorrilla con 25 años de cárcel.
El asesinato de Buendía fue un crimen político, del poder y el primero que involucraba intereses del narcotráfico, sobre todo porque el columnista había publicado a principios de mayo una columna donde advertía que el tráfico de drogas era un asunto de seguridad nacional que articulaba intereses del Estado y dejaba entrever complicidades oficiales con los grupos de narcos.
El contexto en las circunstancias de aquellos días también involucró a la CIA porque Buendía había revelado nombres de jefes de estación y al embajador estadounidense, John Gavin, quien había denunciado que Zorrilla se había salido del control de la CIA y había pactado con el Stasi, oficina de seguridad del Estado de Alemania comunista y brazo operador directo del KGB soviético, y había furia en Washington porque Zorrilla conocía planes, nombres y operaciones.
El caso de Buendía fue cerrado como un asunto de fuero común y delictivo, pero sigue abierto como un asunto político, periodístico, de seguridad nacional y vinculado a los cárteles de la droga.
Zona Zero
- Buendía fue un periodista que desarrolló una línea temática que periodísticamente no se ha procesado: el periodismo de Estado y por tanto con enfoque de seguridad nacional, y de ahí perfiles nacionalistas de defensa de los intereses mexicanos ante el acoso de la derecha, Estados Unidos y grupos clandestinos vinculados al tráfico de drogas y de armas. Además de las guardias de honor, los periodistas deben exigir la reapertura del caso Buendía.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh