Los precandidatos de Morena a las 9 gubernaturas en disputa en el 2024 (incluida la jefatura de Gobierno de la CDMX), se comprometieron a no dar el “marcelazo’’ si no son favorecidos en la encuesta para definir al ganador.

Se supone, que, con este papelito, aceptaron de buena gana y sin chistar las condiciones que puso la dirigencia nacional, entre ellas no patearse por debajo de la mesa, no recurrir a recursos públicos para la autopromoción, hacerse responsables de los espectaculares y bardas pintadas en todos los estados en los que habrá elecciones, y un largo etcétera.

Los 54 convocados estuvieron de acuerdo, sin que se conozca que les hayan prometido, a los perdedores, su respectivo regalo de consolación como ocurrió con la encuesta (es un decir) para seleccionar a Claudia Sheinbaum.

Los resultados de la encuesta madre (que no madre de encuesta) se darán a conocer el 30 de octubre próximo.

No se dijo si habrá las famosas “encuestas espejo’’ como algunos precandidatos solicitaban “en corto’’ para darle más certeza al proceso.

Todo se fundamentará en la confianza que los suspirantes conceden a un método fácilmente “cuchareable’’ y que se carga siempre hacia los favoritos del Presidente, en este caso será a los de la candidata presidencial.

Como sea, será interesante conocer qué pasará con las figuras morenistas que no lleguen a ganar en sus estados.

Un ejemplo, ¿qué hará el diputado Sergio Ramírez que lleva tres años en campaña en su natal Veracruz cuando la orden es apoyar a la zacatecana Rocío Nahle?

O en Puebla, ¿qué pasará con Ignacio Mier, que ha hecho de todo para ganarse el favor presidencial pero las encuestas (todas) conceden la ventaja a Alejandro Armenta?

¿Y qué pasará con Patricia Armendáriz si no gana, como parece que será, la encuesta en Chiapas?

Son algunos casos de morenistas que han sido protagonistas, ya sea para bien o para mal, en los últimos años.

Ya firmaron que no habrá otros “marcelazos’’, pero eso implica que se cumpla y menos que se dejen de atacar faltando tan poco tiempo para levantar el sondeo.

El evento de ayer representó el grito de ¡al ataque!, que ahí viene la encuesta.

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El vocero presidencial, Jesús Ramírez, declaró que el gobierno mexicano busca tener contacto con el grupo terrorista Hamás, para intentar negociar que suelten a una mexicana secuestrada.

La verdad, no se sabe a quienes han recurrido para obtener el teléfono del líder del grupo terrorista, pero suena hasta chabacano una intención de esa naturaleza.

Es como si el Gobierno de Estados Unidos esté buscando el número de teléfono de “El Mencho’’ para negociar directamente con él cuando un estadounidense es secuestrado o levantado.

Pero eso es lo que hay.

Ojalá consigan pronto el número de contacto.

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Se equivocaron los trabajadores del poder Judicial que ayer quemaron varias piñatas con la figura del presidente López Obrador.

Así como se criticó en su momento la quema de la figura de la presidenta de la Corte, Norma Piña, se debe condenar el hecho que no hace más que agregar un elemento de confrontación al pleito entre el Ejecutivo y el Judicial.

Los trabajadores están en su derecho de exigir el respeto a sus prestaciones y derechos, pero no de esa forma que hasta la propia cabeza del poder Judicial condenó.

Hoy habrá otras protestas pues se espera que el tema de la desaparición de los fideicomisos por 15,000 millones de pesos sea subido a la tribuna en San Lázaro.