Pareciera que en política pública, el clima y el medio ambiente solo preocupan cuando van mal. La preocupación y los debates acalorados para lograr medidas de mitigación tienen más eco durante la temporada de huracanes o en las mediciones de los niveles de las presas. Mientras el calor, las lluvias o los huracanes no azotan territorio nacional es un tema que pareciera que puede dejarse para después.
Por eso la discusión del presupuesto y su asignación en invierno, cuando los fenómenos climatológicos no ocupan las primeras planas, es una pequeña y continua racha de mala suerte para las áreas naturales protegidas y su manejo.
Ayer, se llevó a cabo la primera reunión extraordinaria de la Comisión de Cambio Climático y Sostenibilidad de la Cámara de Diputados y su aprobación del Presupuesto de Egresos de 2025. Sin ninguna sorpresa, revisión o debate se aprobó el plan del gobierno actual sin ningún cambio, e incluso la diputada Rosalinda Savala destacó el aumento en el presupuesto para “la restauración de los ecosistemas y la vigilancia ambiental”.
Las organizaciones cercanas a la vigilancia y conservación de las áreas naturales difieren mucho del festejo y los números les dan la razón.
En 2016, la Secretaría de Medio Ambiente calculó que se necesitaban alrededor de 74 pesos por hectárea de áreas naturales para poder tener un manejo efectivo. Según las cifras disponibles, en el presupuesto de 2025, las Áreas Naturales protegidas tendrán para su manejo unos 10.4 pesos por hectárea.
La asignación de recursos para proteger las áreas naturales va más allá de solo atender esas reservas. Implica también cuidar los impactos que el cambio climático va a tener sobre el territorio, las áreas naturales requieren de unas reglas claras para su manejo y conservación y que eso tenga un impacto en el clima y la conservación del planeta.
En 2024, según cifras de la Conagua, en México se observaron 30 tormentas tropicales y huracanes, de los cuales 8 fueron de categoría 3 o superior. Según las previsiones de los meteorólogos, las tendencias anormales y los huracanes con fuerza no serán la excepción en el año que viene, con los impactos económicos y sociales que traen consigo.
Por eso, conservar las áreas naturales resulta vital para que México tenga barreras naturales contra los fenómenos meteorológicos.
Organizaciones como Greenpeace y el CEMDA advierten que el presupuesto de 2025 es insuficiente y a la vez se incluyen “miles de millones de pesos para infraestructura y subsidios como si fueran acciones contra el calentamiento global”.
Los efectos del clima en la economía los advierte incluso la Secretaría de Hacienda al considerar la posibilidad, aunque baja, de condiciones climáticas adversas que afecten la producción del país.
Y aquí la duda genuina: ¿necesitamos calcular durante las tragedias el presupuesto para ubicar la urgencia de asignar recursos para abatir el cambio climático?
@Micmoya