Miriam Castillo

A Nacho. Gracias por todo.

 

Todas las partes que conforman un todo son importantes, aunque algunas sean más claras y evidentes que otras.

Me refiero a esto por los procesos que vienen ahora para la conformación del nuevo poder judicial. Una parte importante que se selecciona y se decide ahora es cómo quedará compuesto el nuevo Órgano de Administración Judicial y debido a la relevancia que tiene, la designación de sus integrantes necesitamos seguirla de cerca.

Esta nueva figura viene de la reforma al sistema de justicia. El órgano es una de dos partes que sustituirán lo que antes era el Consejo de la Judicatura Federal.

Este órgano en particular, tendrá a su cargo decisiones que tienen que ver con el presupuesto del Poder Judicial de la Federación, también con la conformación de los tribunales y juzgados, autorizar cambios de sede y dictar medidas de protección para el personal judicial.

Tendrá en sus manos la parte operativa, esencialmente y de ella depende buena parte del desempeño de quienes imparten justicia.

El órgano está conformado por cinco consejeros. Uno es designado por la presidencia de la República, uno por el Senado y el resto de los integrantes de este consejo se espera que sean elegidos por los integrantes de la Suprema Corte que entra en funciones en septiembre, sin embargo ya hay algunos perfiles puestos sobre la mesa.

El pasado 21 de agosto, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que su propuesta es Néstor Vargas, quien actualmente es titular de la unidad de asuntos jurídicos de la Segob y fue el consejero jurídico en Ciudad de México cuando Sheinbaum era jefa de gobierno.

Algunos de los otros nombres que circulan para ocupar el resto de los lugares de ese organismo son Greysi Muñoz, quien trabajó en la sala regional de Ciudad de México del Tribunal Electoral; Josefina Pérez quien compitió por un espacio en la Suprema Corte; otro perfil más que se menciona es José Alberto Gallegos Ramírez, quien se desempeña como coordinador de administración y finanzas en el INPI y Berenice Romero, magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa.

La cosa es que la Suprema Corte no es un bloque unido que tenga ya claro que tomará decisiones de manera unánime.

Según las mismas dinámicas que cuentan quienes integran hasta ahora el máximo órgano de justicia, los grupos están divididos al menos en tres sectores y lo que resulte de las negociaciones para nombrar los cargos que restan, tendrá un costo en el funcionamiento tanto del órgano, como de la Corte.

No es que todos los ministros tengan que estar de acuerdo en todas las determinaciones de manera monolítica, nada más lejos de eso, pero, y  aquí la duda genuina, ¿cuánto influirán estas decisiones y discusiones antes de arrancar el funcionamiento en lo que viene?

Habrá que darle un seguimiento de cerca para conocer las filias y fobias de cada perfil y saber si verdaderamente la nueva conformación del poder judicial ayuda a mejorar la justicia.

 

    @Micmoya

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