¿Cómo va tu presupuesto emocional?

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de viajar a Monterrey, Nuevo León, lugar en donde viví gran parte de mis navidades y veranos. Lugar en donde sigue viviendo la mayoría de mi familia paterna.

Nos reunimos y revivimos momentos de nuestra infancia y adolescencia en esos meses que viajábamos para vernos.

Y recordando, caí en cuenta de la vulnerabilidad de la vida y la muerte.

En este reencuentro familiar se sentía la ausencia de tíos y primos que ciertamente dejaron huella en mi vida y justo haciendo el presupuesto emocional recibo a cambio la mejor moneda que son los recuerdos.

De ahí nació la inspiración de esta frase .. ¡Gástate la vida!  Platicando con la generación que aún vivimos, me doy cuenta de lo volátil que puede ser nuestra estancia en este mundo, aunque estoy consciente de la vida y la muerte y que de ambas solo hay una, aún consciente estos días percibí la línea entre la salud y la enfermedad, la vida está llena de incertidumbres y cambios constantes.

Aceptar la incertidumbre y adaptarnos a las circunstancias cambiantes, es fundamental para vivir plenamente, la resistencia al cambio puede generar estrés y ansiedad, mientras que la aceptación nos permite fluir con la vida y aprovechar las oportunidades que se nos presentan.

Los lados de la moneda:

Un lado de la moneda es vivir la vida en plenitud, acepto que es un arte que requiere conciencia, gratitud y equilibrio. No sabemos cuánto tiempo estaremos en este mundo, pero podemos elegir cómo vivir cada momento, eso es un gran regalo para valorar.

Al centrarnos en el presente, cuidar de nuestro bienestar, cultivar relaciones significativas y luchar por lo que deseamos, genera una mayor satisfacción y alegría en nuestra vida diaria.

El otro lado de la moneda es vivir del pasado y no poder evolucionar, vivir con rencor o enojo. En mi columna anterior, escribí acerca de las emociones negativas las cuales generan enfermedades y comúnmente se vuelven crónicas.

Pero algo que puede afectar la salud a tal grado de vivir con amargura cada día, es el no decir las palabras a tiempo o no pedir perdón a algún amigo o familiar y que éste de un momento al otro muera, el orgullo que no permitió decirlo a tiempo se convierte en culpa y esa es la peor enfermedad con la que se tendrá que vivir por no tener la humildad de aclarar las cosas, llamémosle saldo emocional vencido con una deuda de por vida.

Y si se da el caso de que la persona haya muerto y no quieres cargar con esa culpa, existen terapias para poder liberar y sentir desahogo, la lección será ir por la vida cuidando nuestros actos, y si en el camino sucede algún malentendido con alguien que te interese, te garantizo que repararás lo sucedido por lo menos con tu intención genuina y seguirás adelante. Cito la frase del poeta Amado Nervo. *Vida nada te debo, vida estamos en paz*.

No escatimes en tu presupuesto emocional, mejor invierte en estar más presente con los tuyos, recordar con agradecimiento a los que dejaron huella en tu vida y disfrutar de las nuevas generaciones como fue mi caso que conocí a los hijos de mis primos y vi un claro reflejo del linaje que nos representa, eso me emocionó mucho, conocer la nueva generación y vivirlos, fue regresar al pasado por unos instantes.

Revisa tu presupuesto emocional y delega tus batallas no te gastes lo que no tienes… ese es EGO

Con cariño: Marcela.

 

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FB: Marcela de los Ríos

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